22 de junio de 2010

Pico Pienzu



Entre las montañas más guapas de nuestra tierra del Principado de Asturias no podía faltar el pico Pienzu (1.161 m.), no tanto por lo que él por sí mismo representa, sino por sus circunstancias: su historia, su entorno, sus vistas, su fácil acceso, etc.
Habiendo dejado el coche en el amplio parking del Alto del Fito (599 m.), Cruz de Llames, nos acercamos como visita obligada a su mirador, atalaya imprescindible a asomarse, pues es uno de los puntos desde donde de un solo vistazo puedes distinguir entre lo más alto de Asturias, con los Picos de Europa y Torrecerrado, y el punto más bajo de nuestro límite septentrional, cuál es el litoral, en este caso el de las de la costas de Colunga, Caravia y Ribadesella.
Tras cruzar la carretera (AS.260) comenzamos la andadura justo enfrente, ascendiendo por el sendero marcado y registrado como PR.AS-71, aunque sólo recorreremos parte de él.
Bordeamos dejando a nuestra izquierda El Refugio de El Fito, subiendo por un paraje de altos pinos. Cresteamos Peña de Proares o El Fito hacia el sudoeste, y faldeando por Los Arrudos nos dirigimos hacia el Cantu la Teya.
A nuestra derecha la rasa costera de Colunga, y por nuestra izquierda hacia el sur la montaña interior de Asturias y los Picos de Europa.
Tras crestear más o menos una hora por una senda bien pisada y sin pérdida posible, nos introducimos en una hermosa pradería apostada en la falda meridional de Les Duernes (1.031 m.), denominada la Vega o Llanada de Bustaco (668 m.) En sus tiempos tuvo que ser una buena majada, hoy con las cabañas en ruinas, pero que dispone de abrevadero para el ganado vacuno y caballar que en buen número puebla la zona, e, importante, una buena fuente de agua fresca.
Recortando por la pared de la Múa, por pronunciado repecho, llegaríamos a un collado, el Beluenzu (928 m.), que nos ofrece la posibilidad de un ligero alivio de descanso y agua en una fuente de doble caño denominada Brañafondera de Mergullines (870 m.)
La pendiente se va pronunciando por momentos a medida que nos acercamos a la ladera meridional de nuestro objetivo: el Pico Pienzo, a la altura de El Cuadro (1.030 m.), pero ya sólo con una ligera variación a la derecha, justo al norte, y un último esfuerzo de ganarle a la altura unos ciento cincuenta metros más, coronaremos la cima.
Y desde su vértice, no nos privamos de disfrutar de las preciosas vistas: al norte lo más septentrional de las estribaciones del Sueve y las playas de La Griega y Espasa; y al sur: los Picos de Europa, majestuosos en un día claro como hoy.
La vuelta, por el mismo recorrido, sin pérdida y, ahora, cuesta abajo.






Distancia: 11,40 km
Desnivel acumulado de subida: 650 m
Dificultad: Media-baja
Duración: 4 h 30 min


Mirador del Fito

Con los Picos de Europa al fondo

Piedra Redonda y El Sueve

Refugio de Piedra Redonda

Vista al sur

 

En memoria de los guardas forestales


Al NE la Sierra del Fito

La Isla y la Playa Espasa


Vista al oeste

Rodeando Cantu la Teya hacia Bustaco. A nuestra derecha vamos dejando el Pico Sellón y el cauce de la Riega de La Toya

Vega de Bustaco desde los Arrudos


Abrevadero en Bustaco



Fuente en Vega de Bustaco

Vega de Bustaco desde Mergullines

Típico asturcón negro con la mancha en la frente



Fuente de doble caño en la Majada Mergullines



Cima del Pienzu con la cruz y el V.G.


Pico Mirueñu

Playa de la Isla


Vértice geodésico en la cima





Vamos bajando




En una publicación del Ayuntamiento de Parres, reza así:
"La ascensión al Picu Pienzu es sin duda la excursión más bonita que se puede realizar dentro del concejo de Parres. El Pienzu es el pico más alto de la cordillera del Sueve con 1.149 m., y tiene un enorme interés, entre otras cosas, porque tan solo dista 5 Km. de la costa, convirtiéndose así en una de las cumbres más altas y más cercanas a la costa del mundo. Asimismo, en el Sueve se encuentran los últimos ejemplares de caballo asturcón, una especie en vías de extinción."





5 de junio de 2010

Fabes con centollo y almejas



Ingredientes

Fabes, 400 gramos. (alubia blanca de Granja)
Un centollo de kg. (Mejor centolla con su hueva)
250 gr. de almejas
1/2 pimiento verde
1/2 pimiento rojo 
1/2 cebolla
1/2 ajo puerro
Dos dientes de ajo
Perejil
Una hoja de laurel
Un sobre de azafrán
Pimentón dulce
2 guindillas
Pimienta negra
Sal
Aceite de oliva
Vino blanco
Sidra




Preparación

Debemos poner “les fabes” a remojo la noche anterior a la preparación de este guiso de fabes con centollo y almejas. 
Es recomendable haber dispuesto previamente éstas por un par de horas en agua con sal para que desprendan la arena si la tuvieran.





Lo primero que hay que hacer es cocer el centollo en una olla cubierto completamente en agua entre diez y quince minutos con suficiente sal, pero conscientes de que aprovecharemos posteriormente ese caldo. Así pues ponemos una cazuela con agua y sal y cuando comience a hervir, añadimos el centollo Transcurrido el tiempo y considerado cocido lo apartaremos del fuego y lo dejaremos enfriar.
Colamos y reservamos el caldo, caldo que utilizaremos como fumé en la cocción de les fabes.





Por otro lado prepararemos un sofrito en una cazuela con un poco de aceite. Pelamos los ajos y los doramos troceados sin que se nos quemen. Picamos la cebolla y el ajo puerro y lo añadimos con un toque de sal, y en el momento en que estén pochados agregamos los pimientos debidamente troceados. Revolviendo a menudo y a fuego lento conseguimos ir ablandando el mix. Cuando consideremos que lo tenemos resuelto añadimos dos “culines” de sidra y hervimos cinco minutos.
En una sartén ponemos una pizca de aceite, perejil picado y las almejas a saltear, y removemos. Una vez abiertas éstas se les puede agregar medio vaso de vino blanco y dejar hervir durante cinco minutos. Concluida esta fase sacaremos las almejas conservando la salsa.






Finalmente, en una cacerola de tamaño suficiente disponemos el fumé necesario y les fabes, de tal modo que queden abundantemente cubiertas. Reservamos el resto del caldo para suplementar a demanda. Añadimos la salsa de las almejas colada y el mix o sofrito de vegetales. Además la hoja de laurel, las dos guindillas, una cucharadita de pimentón dulce, el sobre de azafrán y una pizca de pimienta negra.
Este proyecto de cocido debe hervir durante dos horas y media al mínimo fuego posible que asegure sin embargo su continuidad. Si el caldo quedara escaso añadiríamos, de lo reservado, un poco más.
Habiendo dejado enfriar el centollo lo suficiente para permitir su manipulación, romperemos sus patas, trocearemos su cuerpo y escarbaremos sus rincones para extraer su carne totalmente limpia de cualquier trozo de coraza o cartílago. Es un trabajo arduo, que poco tiene que ver con el más habitual de comer el centollo tal cual y chupar sus patas. Sin embargo es muy importante armarse de paciencia para lograrlo ya que en última instancia los comensales nos lo agradecerán.
Agregaremos esta carne y las almejas al cocido que durante quince o veinte minutos ha de seguir hirviendo despacio. En el discurrir de este periodo iremos rectificando de sal por defecto, con la previsión de que si nos sobra para el día siguiente lo encontraremos más salado y picante.