montesdelake: Lago del Valle

5 de marzo de 2015

Lago del Valle

A 11,5 km. de Pola de Somiedo se encuentra el pueblecito o parroquia denominado Valle de Lago.

Su carretera de acceso desde La Pola de buen piso y continuo subir zigzagueante se hallaba completamente limpia de nieve en estas fechas, tal como nos habían advertido, por lo que fácilmente pudimos aparcar casi donde da comienzo la ruta PR.

Comenzamos la caminata dejando a nuestra derecha la Iglesia de Santa María Magdalena, a los pies de Peña Castiellu (1.424 m.) y a nuestra izquierda la Peña La Estaca (1.788 m.), avanzando por la PR.AS-15.1 sin necesidad de calzar las raquetas de momento.

La nieve, que a modo de alfombra ya había hecho acto de presencia desde el inicio de la senda, aun se mantenía dura por mor de lo temprano de la hora. Ello permitía pisar con soltura y seguridad, avanzando con presteza, disfrutando de buena temperatura y horizonte despejado.

Íbamos remontando el Río Valle de Lago a distancia por su margen derecha, sin perder de vista las señalizaciones y límites semienterrados de la ruta, y mas o menos a la media hora de andadura nos vimos en la necesidad de calzar las raquetas. Cuando nos acercamos a la bifurcación a la altura del cruce de El Curexéu, donde el camino ya se acerca y discurre a la vera del río, se nos regalan unas increíbles imágenes de contraste de agua y nieve difícilmente olvidables. El recuerdo del mismo trayecto sin nieve en otras fechas nada tiene que ver con lo que hoy vamos disfrutando. La misma ruta nos ofrece dos alternativas a modo de dos excursiones completamente diferentes en función de la época del año elegida para realizarlas.

Los Picos Albos y el Rubio se mantenían recortados frente a nosotros en el horizonte durante buena parte del final del trayecto hasta llegar al Lago del Valle. Si cabe algún atisbo de decepción en este punto, mencionar el hecho de que al acercarnos al lago, nuestro último destino previsto, observamos la imposibilidad de pisar sobre la capa de hielo y nieve que cubrían cual manto blanco sus ocultas aguas. En efecto, a lo largo de toda su orilla y en una anchura de dos o tres metros iba avanzando lentamente un deshielo notable que nos impedía un paseo con el que veníamos soñando desde hacía días y hubimos de posponer para un intento posterior, quizás otro año.

Bordeando el lago procurando no acercarnos a la orilla por lo incierto de los límites de seguridad, accedimos a la Cabaña Cobrana para el tentempié.

La nieve ablandaba por momentos por lo que la práctica de las raquetas para el retorno no ofrecía ninguna duda. Y ello, la original experiencia de pisar con raquetas, fue un factor adicional, si cabe, dándole a la excursión un punto de aventura y novedad.